La faena de lanares se encuentra en una coyuntura muy preocupante que se agudizó en las últimas semanas por la situación de Bamidal, el frigorífico del fallecido Gustavo Basso en Paso de los Toros que fue intervenido por la Justicia en el marco de la investigación de Conexión Ganadera.
Por otra parte, las dos plantas de ovinos en Salto –Daymán Meat y Somicar- dejaron de operar y se encuentran en concurso de acreedores, al tiempo que Casa Blanca en Paysandú suspendió la faena de ovinos hace meses.
En la última semana la faena ovina fue de 11.011 animales, superior a la de la semana anterior pero 41% por debajo del año pasado. Hasta el 15 de febrero la caída es de 49,5% cuando en enero solo había sido 2,7% inferior a la del año anterior.
Bamidal volvió a la actividad en la última semana, pero con un volumen operativo que no llega a la mitad del promedio de 4.000 a 4.500 cabezas semanales que tuvo en 2024 con un total de 192.137 animales.
Entre Somicar y Bamidal faenaron 300 mil ovinos el año pasado, el 30% del total en el país. En la última semana tres frigoríficos concentraron el 74% de la faena: Las Piedras, San Jacinto y Frigocerro. La semana anterior, en ausencia de Bamidal, reunieron el 91% del total.
Qatar y Dubai quieren importar corderos en pie desde Uruguay
Los que ya no están
Daymán Meat faenó 162.241 lanares en 2023 y en 2024 trabajó hasta mayo, con una faena de 30.146 animales.
Somicar, por su parte, venía de 151.292 ovinos ingresados en 2023, en 2024 cayó 29% a 107.640 cabezas y en 2025 no tuvo actividad.
La solicitud de concurso de acreedores de Somicar fue iniciada por varios consignatarios de ganado que reclaman una deuda millonaria, indicó Oscar Larrosa, presidente del Sindicato de Trabajadores de Somicar. Hay 300 trabajadores de esta firma en seguro de paro.
Casa Blanca faenó más de 70 mil ovinos en 2023 y en 2024 bajó 73% la actividad hasta solo 18.734 cabezas, el 2% del total del país.
Esta crisis en la producción de carne ovina llega en el momento menos oportuno, cuando el precio de exportación se sitúa casi 40% por encima de hace un año y alcanzó en enero su mayor valor desde 2011 con un promedio de US$ 5.737 por tonelada.
“El cierre de frigoríficos especializados nos lleva a enviar ovinos a frigoríficos de vacunos y cuando aparece oferta de vacunos y ganado de cuota en los frigoríficos grandes baja el precio del ovino y la faena”, afirmó.
Además, las plantas que permanecen activas se encuentran lejos de las zonas más ovejeras en el norte del país y como consecuencia con mayores costos de flete.