Uruguay va dando pasos en la carrera por equilibrar climáticamente a su ganadería. En ese sentido esta semana marcó un hito con el acuerdo entre BPU y Montes del Plata, ganadería con madera que en definitiva, como toda materia vegetal es carbono capturado del aire a través de la fotosíntesis.
En el mundo, las preocupaciones sobre el clima no dejarán de aumentar. Nueva Zelanda está tomando medidas drásticas y podría reducir la carga ganadera en 15% para demostrar su compromiso con llegar a la neutralidad a la que la mayor parte de los países se ha comprometido para 2050.
Los neozelandeses se diferencian así de Australia cuyo gobierno ha sido renuente a las políticas de mitigación del calentamiento y tiene una minería de carbón que sigue funcionando.
Los neozelandeses buscan por diferentes vías, desde barbijos capturadores de metano, raciones con algas, modificación genética de las bacterias del rumen.
Pero en el enfoque debe entrar la cadena entera. En ese sentido compostar el rumen a nivel de frigoríficos puede ser un cambio trascendente que estaría entrando en la rendición de cuentas que empieza a analizarse en el parlamento.
El banco holandés Rabobank ha tomado este tema en un reciente informe. En el mismo, el banco holandés Rabobank estimó que las emisiones de gases de efecto invernadero de la cadena cárnica pueden disminuir 30% en diez años. Las contribuciones de la cadena de suministro de carne de res a las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) deben disminuir, y pueden hacerlo, según un nuevo informe de Rabobank. Pero que serán los consumidores y las empresas compradoras las que lideren ese proceso más que las regulaciones.
En efecto, el informe propone que el mercado será el impulsor más eficaz de la reducción de emisiones de GEI y cree que las emisiones de la cadena de suministro de carne de res se pueden reducir en más del 30% para 2030 en los principales mercados.
De acuerdo a Rabobank, la cadena de suministro de carne vacuna representa el 6% de los GEI mundiales de acuerdo al informe de Rabobank. De ese 6%, la mitad proviene dela producción ganadera.
Las tecnologías y prácticas de gestión nuevas y emergentes, que abarcan la producción de piensos, la cría de ganado, la alimentación de ganado y el manejo del suelo y los pastos, ofrecen oportunidades significativas para reducir las emisiones, agrega.
Otra estrategia es trasladar las mejores prácticas de las cadenas más eficientes a las menos eficientes, indica la investigación de Rabobank.
El mercado como motor principal
La investigación también sugiere que los compromisos de las empresas de alimentos y agroindustrias para reducir las emisiones de GEI de la cadena cárnica y otras proteínas animales están en aumento.
La analista de Rabobank – proteína animal, Eva Gocsik dijo: «Creemos que en la mayoría de las regiones, es probable que estas iniciativas sean impulsores de acción más efectivos para reducir las emisiones de GEI en las cadenas de carne vacuna que las regulaciones gubernamentales».
Rabobank dijo que los objetivos voluntarios establecidos por las empresas ofrecen una mayor flexibilidad y un reconocimiento más claro para la reducción de emisiones, y se están estableciendo sistemas para aumentar la credibilidad de estas acciones.
En contraste, los enfoques regulatorios a menudo encuentran problemas de medición y reporte de los resultados. “Para seguir siendo la fuerza impulsora, los enfoques basados en el mercado deberán demostrar avances; de lo contrario, serán reemplazados por la regulación”, explica Gocsik.