Un desplome de los precios que resulta insostenible

Por Eduardo Blasina

Si sumamos la caída de precios en dólares con el congelamiento del dólar en $ 38 la situación ganadera toma un cariz insostenible. No es posible saber cuánto incide el anuncio del acuerdo Minerva/Marfrig, cuánto el estancamiento de China, cuánto los bajos precios de Brasil y los altos costos de Uruguay. Pero cada semana que pasa llama más la atención que con un precio de exportación superior a US$ 4.000, que en términos históticos es un buen precio, se de un ajuste tan pronunciado del precio del gordo.

El novillo abajo de US$ 3 como se ha llegado a pasar es una situación de emergencia. Lleva a ajustes en el precio de la reposición, incluso de los compradores de Medio Oriente que no estan dispuestos a pagar sobreprecios alegremente. Obliga a repensar los sistemas productivos hacia estrategias estrictas de bajo costo. Y tal vez en una mirada más larga obligan a pensar con más énfasis en estrategias de diferenciación del producto y transparencia a lo largo de la cadena que permitan que la carne uruguaya sea un producto de nichos de alto valor que a través de acuerdos trasladen el valor de la diferenciación a quien diferencia ese producto.

Por un lado en Uruguay la carrera entre el IPC con su ascenso moderado pero regular, le gana en forma estructural al dólar. Quien ahorra en dólares, desde el 2010 pierde.

Si a eso se suma la volatilidad del mercado, el novillo ha pasado del mayor precio real de la historia al menor en poco más de un año.

Esa baja del precio real se debe a una caída del precio nominal en pesos corrientes al nivel más bajo desde 2018, pero con cinco años de inflación acumulada desde ese entonces. Insosteniible.

Por ser insostenible, cabe pensar que la actual situación sea transitoria. O suben los precios ganaderos, o sube el dólar o salen productores masivamente perjudicando a toda la cadena de proveedores.

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