Argentina está “bastante atrasada” en los procesos para cumplir con la nueva normativa europea sobre el origen de los alimentos que deben certificar que no provienen de zonas deforestadas», dijo Matías Longoni, director del portal argentino Bichos de Campo.
En conversaciones sostenidas en la Expo Palermo que se cerró este fin de semana “hubo un mensaje muy claro de los exportadores de carne tanto de soja, de que los plazos de la Unión Europea ya están corriendo; hay que adaptarse y certificar porque dentro de poco esto va a ser un condicionante severo”, señaló Longoni en Tiempo de Cambio de Radio Rural.
En las últimas dos ferias de Palermo se han buscado acuerdos con las organizaciones ambientalistas menos radicalizadas que entienden que se debe discutir con los sectores productivos, y se avanza en la búsqueda de incorporar el eje ambiental en la producción ganadera.
La preocupación de las organizaciones de productores es que “esta suerte de nueva medida paraarancelaria se convierta en una herramienta por parte de los exportadores para reducirles el precio y meterles más presión a los productores”, dijo el director del portal especializado en temas agropecuarios.
Uno de los debates que empiezan a darse cuando aún no se conocen los protocolos que se implementarán ni la inversión que requieren, es el de a quién le corresponden esos costos, algo que se discutió bastante en Palermo.
En Argentina el mayor avance ganadero sobre la forestación se produjo entre 2000 y 2010. En 2007 Argentina era el país con mayor deforestación según la FAO, un proceso que fue aplacado por la posterior Ley de Bosques. La Unión Europea plantea la certificación de tierras son deforestación a partir de 2020-
Sobre la mesa está la discusión de quién y cómo certifica, así como la definición de qué es deforestación: “en los procesos racionales de silvopastoreo que algunas organizaciones ambientales aprueban, donde las vacas conviven con el bosque, debería ser más laxa la restricción”, señaló Longoni.