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septiembre 11, 2024

La defensa del campo natural

Por Eduardo Blasina

Por un lado, es claro que históricamente todo lo que signifique legislación, reglamentación, agrandamiento del Estado y achicamiento de las libertades de que dispone el productor siempre generan desconfianza.

Por otro, también es clara la importancia de lograr mecanismos que permitan preservar el tapiz natural es de alta importancia por varias razones. Son la respuesta rápida a una situación de sequía, pensemos que luego de tres años de primaveras y veranos secos estamos ya con una producción récord de terneros naciendo y eso se hace sobre la resiliencia y velocidad de recuperación del campo natural. Vamos a veranos cada vez más riesgosos, a manejos destinados a enfrentar ese riesgo, y en esa lógica el carbono en el suelo y la biodiversidad de ese suelo y tapiz son decisivamente importantes.

Y más tarde o más temprano, más rápido o más lento, en un mundo que atraviesa una crisis de biodiversidad, el ecosistema bioma pampa preservado produciendo alimentos va a ser valorado, junto al monte nativo.

Pero, el mercado de carnes todavía está en una transición. Cada vez importa más cómo fue generado un producto, pero por ahora no hay una clara expresión en el precio de las cualidades inigualables que tiene la producción ganadera uruguaya. Terneros que andan libres acompañando a sus madres en un entorno ideal para su vida, es la cría uruguaya, una recría con pasturas generalmente en abundancia, un engorde a veces a grano en los últimos 100 días para acelerar el proceso y minimizar las emisiones de metano.

Uruguay tiene todo para dar un salto adicional de diferenciación. Ha medido la huella ganadera en sus múltiples dimensiones, y tiene todos los otros atributos como país y como sector que son bien conocidos.

Aún así, todavía faltan investigaciones, desarrollos, divulgación, mediciones y certificaciones para alinear las ventajas y convertirlas a precio en el mercado. La ganadería tiene varios escollos para concretar esa captura de valor.

Un primer escollo es el discurso no científico, que va desde que el calentamiento global no existe a otras variantes. Eso confunde, hace suponer a algunos productores que son víctimas de una conspiración o que los meteorólogos y expertos en clima miden mal, muchas variantes de como eludir el meollo del problema.

Un aspecto central del cuestionamiento de los consumidores que la ganadería tiene que resolver radica en que la fermentación del rumen genera metano y el metano genera calentamiento. Un fenómeno químico, no político que ineludiblemente hay que intentar resolver.

Y aquí es donde entra el campo natural, como el resto de los sistemas productivos. Un problema importante de la ganadería es que las emisiones son fáciles de medir (se sabe cuantos kilos de metano emite un vacuno por unidad de tiempo). En cambio es más difícil, lento y costoso medir eventuales capturas de carbono en el suelo por un manejo diferente del pastoreo, con menos carga y dejando más remanente.

Un buen pastoreo combinado probablemente con silvopastoreo -preferentemente con nativas- puede lograr una producción de carne que pueda certificar un balance que va mejorando año tras año en carbono y mejorando en biodiversidad. Muchas veces el productor asocia biodiversidad con zorros que le complican la actividad ovina. La principal biodiversidad a desarrollar es la de los suelos, desde los microorganismos, hongos y bacterias benéficas  a la pequeña fauna del suelo, lombrices y escarabajos descomponedores de la bosta, que son los grandes incorporadores de carbono al suelo.

Para un país que tiene una cría certificable casi al 100% como originada en campo natural y que tiene un camino recorrido en trazabilidad y que contará en breve con una plataforma que además de certificar la ausencia de deforestación, pero que quedará como un gran marco para certificar otras cualidades.

En síntesis, las áreas silvestres dan servicios que el mercado espontáneamente no valora, pero que Uruguay tiene que trabajar lo más rápidamente posible para poner en valor. Una legislación de incentivos en ese sentido puede ser interesante en tanto y solo en tanto de plenas garantías al productor de que no será una intromisión contraproducente en su toma de decisiones, ni en el valor de su campo o en su libertad de diseñar las estrategias que conduzcan a la sustentabilidad económica de su empresa.

 

 

 

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