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noviembre 21, 2024

Francia regula denominaciones: si no tiene carne no es un filete, si es vegetal no es leche

Por Eduardo Blasina

En una semana en la que arrecian las protestas de los productores contra nuevas normativas ambientales, la Unión Europea adoptó…. nuevas normativas ambientales (ver nota aparte), pero Francia hizo un guiño a los productores atendiendo a un reclamo lógico: lo que no es carne no debe tener un nombre engañoso, lo que no es lácteo porque no viene de un mamífero,  no puede ser leche.

El gobierno francés emitió el martes un decreto que prohíbe el uso de términos como ‘filete’, (steak)  ‘filete de costilla’ y ‘costilla’ para productos alimenticios de origen vegetal. En total se incluyen 21 términos en la lista, aunque no ‘hamburguesa’.

Entre los “términos que no pueden utilizarse para designar productos alimenticios que contengan proteínas vegetales” está: filete, solomillo, cuadril, escalope, bistec, escalope, jamón, falda o carrillada.

El documento también veta aquellas denominaciones “que hagan referencia a los nombres de especies o grupos de especies animales, o a la morfología o anatomía animal”.

El objetivo es mejorar la transparencia y evitar confusiones a los consumidores. Un primer intento en 2022 fue rápidamente suspendido por el máximo tribunal administrativo del país, que consideró que el texto era demasiado vago y no daba tiempo suficiente a las empresas para cambiar las etiquetas de los alimentos.

También incluyen una segunda lista de artículos de origen animal que pueden seguir utilizando una etiqueta de carne si la proporción de plantas en esos productos no supera un determinado umbral.

La panceta’, por ejemplo, puede tener como máximo un 0.5% de ingredientes vegetales, mientras que los ‘nuggets’ pueden contener hasta un 3.5%. La proporción vegetal en omelettes, por su parte, no puede superar el 1%.

Aquí también se encuentran otros como: andouille chorizo, cordon-bleu, jambonneau, lardons, pastrami, pâté o terrines, rosette y saucisse.

Pero atención, las ‘hamburguesas’ no forman parte de la lista de términos vetados en Francia. Las hamburguesas pueden ser de espinaca o de lentejas y seguiran siendo hamburguesas. Eso es importante porque ya en Uruguay hay empresas frigoríficas que venden hamburguesas vegetales.

Y las multas duelen: van de 1500 a 7500 euros por llamar carne a lo que no lo es
La nueva normativa entrará en vigor dentro de tres meses y, según Le Monde, los particulares que infrinjan la ley de etiquetado pueden ser multados con hasta mil 500 euros; o bien, 7 mil 500 euros en el caso de las empresas.

El ministro de agricultura del país, Marc Fesneau, explicó que el nuevo decreto del gobierno sobre productos como «jamón vegano» o «bistec de origen a base de plantas» trataba de ayudar a los compradores. Es «una cuestión de transparencia y honestidad que responde a las expectativas legítimas de los consumidores y productores», asegura el ministro.

El decreto en cuestión, se reduce solo a los productos fabricados y vendidos en Francia y no a las importaciones europeas. Abara a una lista de 21 nombres de carne para describir productos sin carne como “steak” (filete o bistec), “escalope”, “spare ribs” (costillas), “ham” (jamón) o “butcher” (carnicero/carnicera). Mientras que autoriza unos 120 nombres relacionados como “cooked ham” (jamón cocido), “sausage” (salchicha), «nugget» y «bacon», siempre y cuando estos presenten entre un 0.5 % y el 6 % de proteína vegetal en su composición.

Pero lo de Frania probablemente sea un comienzo. Si el mismo criterio es adoptado por la Comisión Europa, las empresas y/o marcas inevitablemente se verán obligadas a modificar su nombre y packaging para ajustarse a las nuevas normas burocráticas.

Una medida mucho más lógica que las prohibiciones a la fabricación de cualquier producto. Que todo se pueda fabricar, pero sin subirse al carro de un nombre que es un fraude al consumidor.

Una medida sensata que no logrará calmar a los productores europeos a los que la guerra con Rusia ha dejado poco margen para recibir más subsidios, no tienen capacidad de competir por costos con el resto del mundo y son somitedas a exigencias ambientales, de las más altas del mundo. Situaciones difíciles de sobrellevar para una población rural que está harta de ver como están cada vez más lejos del nivel de vida de los europeos urbanos. Los nnombres quedarán protegidos y los productores lo celebrarán, pero las protestas en Europa seguirán.

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