El stock de vacas lecheras mostró una leve caída y un crecimiento destacado para vaquillonas, de acuerdo a los datos preliminares de stock publicados por DICOSE la semana pasada.
En el caso de las vacas, contabilizando vacas en ordeñe y secas, sumaron 378.936 cabezas, un descenso de 3% frente a las 389.872 registradas en 2022. El dato de vaquillonas, de 1 a 2 años y de más de 2, pasó de 105.910 cabezas a 115.841, un destacado crecimiento de 9%. Las terneras pasaron de 121.346 cabezas a 123.599, un crecimiento interanual de 1,8%.
“Si dudas fue el que menos afectó la sequía en cuanto a mantenimiento de ganado y producción de leche”, dijo a Conexión Agropecuaria el presidente de INALE, Juan Daniel Vago.
Una lectura es la apuesta “a sacar las vacas con peor desempeño” y hacia adelante “tienen las vaquillonas de 1 a 2 para entrar más a fin de año o el año que viene. Es una estrategia de bajar costos”, se señaló desde INALE.
Hubo dos factores clave en esto, destacó Vago. Por un lado, el buen precio de la leche al productor en el primer semestre, que llegó hasta los 0,45 por litro. Traccionado por un Brasil muy demandante “que estaba comprando casi un 60% de la leche en polvo a casi US$ 4.000. Ese precio de la leche permitió que los lecheros pudiéramos invertir para mantener los lecheros en reservas y concentradas y tener una buena producción que prácticamente no cayó a pesar de la sequía”, comentó.
Pero este sostenimiento del rodeo y de la producción tiene como contraparte un fuerte endeudamiento. “Hubo mucha financiación por parte de la industria a largo plazo para poder pasar toda esta crisis (…) Ese costo que estimamos en US$ 130 millones para la lechería básicamente al sector primerio es la mochila que tenemos ahora”, remarcó Vago.
“Ahora nos queda una primavera que esperamos que sea buena, con un ganado con potencial de producir, pero la mochila de US$ 130 millones equivale más o menos a 6 centavos de dólar por litro durante un año”, subrayó el presidente de INALE.
El endeudamiento aparece como el gran desafío en lo inmediato, en un contexto de baja de precio internacional y baja marcada de precio al productor. “La mochila que era impagable con una primavera perfecta y buen precio ahora va a ser mucho menos pagable con una primavera perfecta pero un precio peor”, sostuvo.