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octubre 1, 2025

Cada vez más estructural, ¿entonces qué?

Si observamos la oferta y demanda internacional de carne vacuna y la renovada valoración que la proteína animal tiene en el mundo, cabe convencerse cada vez más que el proceso de precios de Uruguay no es pasajero.

Pongamos que el precio lógico se ubique por debajo de los precios actuales que corresponden parcialmente a una «poszafra». Estimemos que haya en este momento además una rivalidad especial por captar hacienda entre los cuatro grandes protagonistas de la faena de vacunos de Uruguay que lleva a un cierto sobreprecio.

Aun así, el precio de exportación por encima de los US$ 5.000 puede persistir por unos cuantos meses o años más. Y por lo tanto el precio del kilo de carcasa de novillo puede persistir arriba de US$ 4,50 por varios meses más (o años?) más.

Para la compra de reposición es un desafío. Pero la inacción puede costar cara. Si la primavera viene lluviosa, el precio de la reposición va a seguir subiendo. Habrán tal vez interrupciones a los altos precios si alguna situación de sequía se configura, como ya se insinúa en el Este del país. Pero es difícil que los productores acepten vender a bajos precios por un faltante de agua que no será comparable a las grandes sequías.

Los cambios estructurales que pueden darse podrían llevar a que los tres millones de terneros sigan creciendo y sobre fines de esta década se conviertan en cerca de tres millones de vacunos faenados, compatiblemente con la exportación en pie.

El área posiblemente récord de maíz de esta primavera es una señal de lo amplio de las transformaciones que estos precios generan en la ganadería uruguaya.

Los precios de exportación ratificaron en estas últimas dos semanas su firmeza y llevan a pensar que la persistencia de este marco es cada vez más posible.

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