Los productores de arroz en el estado brasileño de Rio Grande del Sur se oponen a los planes del gobierno de importar un millón de toneladas de arroz después de que las inundaciones dañaran los cultivos que quedan por cosechar en el estado arrocero más importante del país con el 70% de la producción.
“No existe riesgo de desabastecimiento de arroz en el mercado consumidor”, afirma la asociación de agricultores Fedearroz en un comunicado.
Fedearroz señaló que es probable que la cosecha 2023/24 en el estado alcance los 7,15 millones de toneladas y esté solo 1,24% por debajo del volumen producido en la zafra anterior, expresó la federación en un comunicado.
El presidente de la federación señaló que la asociación prevé pérdidas por las inundaciones de 250.000 toneladas. Añadió que los suministros son adecuados y no hay una necesidad urgentes de importaciones.
El presidente Lula Da Silva firmó el viernes una medida provisional que autoriza la importación, con carácter excepcional, de hasta 1 millón de toneladas de arroz por parte de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab).
“Vamos a tener que importar arroz de Bolivia, Paraguay, Uruguay, Argentina… para que podamos bajar el precio del arroz y los porotos en este país, que son alimentos esenciales para el pueblo”, afirmó el mandatario, preocupado por la especulación de los precios y la garantía para el abastecimiento.
Según el gobierno, la medida tiene vigencia hasta 2024 y permite la compra de arroz mediante subastas públicas y a precio de mercado. Las existencias se destinarán, preferentemente, a la venta a pequeños minoristas de las regiones afectadas por la tragedia.
Desde antes de las inundaciones el precio del arroz ya estaba aumentando considerablemente en Brasil. Según el Instituto de Estadística el cereal se encareció el 7,21% en el primer cuatrimestre de 2024. En los 12 meses terminados en abril el aumento superó el 25%, muy por encima de la inflación del período, que fue del 3,69%.