Por Eduardo Blasina
Los diagnósticos de gestación que anualmente presenta INIA son una herramienta tremendamente valiosa y en esta semana se han visto envueltos en una turbulencia.
Todo empezó al cierre del taller de este año, cuando el Director e INIA Treinta y Tres, Walter Ayala reseñó la importancia de los talleres.
Recolectar información, generar bases de datos potentes, aportar conocimiento y a partir de ahí podría discutirse un modelo de transferencia sui generis. Con estos 22 años hay una marca registrada porque no hay muchos lugares que tengan algo así. Los aliento Graciela a que consideren la propuesta de posicionar a este trabajo en algún ámbito internacional porque creo que corresponde.
Ese fue su primer comentario. El segundo apuntó según sus palabras a una mirada para más adelante, la preocupación compartida sobre la continuidad de estos procesos…. -quiero ser cuidadoso con lo que estoy diciendo y no quiero herir sensibilidades, pero a todos nos pasa y nos pasa como institución que tenemos que analizar los procesos de reposición y recambio y tenemos que tener eso presente más pronto que tarde. Algunas personas han sido clave y su presencia o no presencia puede determinar el futuro del taller. Tenemos que tener preparados los mecanismos de sucesión. Es uno de los debes que tenemos como institución.
¿ Hay 8 millones de datos, cuál es la forma de manejar eso y como se potencian?.
Aunque el director de INIA Treinta y Tres expresó su intención de no herir y se refirió a un aspecto reglamentario de INIA que plantea el retiro de los funcionarios técnicos al cumplir 65 años, la mención al tema que aludía a la coordinadora de los talleres causó malestar entre algunos veterinarios que publicaron una carta solidarizándose con Graciela Quintans en términos duros, planteando que “los arrebatos autoritarios y las demostraciones de poder con fines de cosechar afinidades y simpatías con superiores no nos intimidan”.
Por un lado lo importante de preservar el relacionamiento personal como aspecto clave entre todas personas de bien. El deseo de que los diálogos sucedidos a partir de la carta de los veterinarios derive en conversaciones fuera de la prensa que aseguren lo importante. Que una trayectoria tan brillante, creativa y útil como son los talleres de gestación, continúen y puedan dar a la ganadería uruguaya toda la información de calidad que puede sumarse a los datos más conocidos de porcentaje promedio de preñez nacional y por regiones.
En un momento en que la defensa del campo natural está en el tapete, que la cría uruguaya puede plantearse como la más capaz de dar a los consumidores más exigentes lo que están pidiendo, en un momento en que los tres millones de terneros por años pueden volverse una nueva normalidad, cuando el big data y la inteligencia artificial pueden permitir un espectacular agregado de valor a esos datos, solo cabe desear que vientos de reconciliación se lleven las rispideces ocurridas y que el INIA y todo Uruguay puedan potenciar una herramienta tan valiosa y por cuya existencia Graciela Quintans nunca dejará de ser reconocida.