Las importaciones de ganado en pie de Turquía seguirán firmes en 2024. El volumen de ganado importado el año que viene se mantendrá en niveles similares a los de 2023, de acuerdo a la última proyección de la oficina del USDA en Ankara. Uruguay ha sido de los principales proveedores en la primera parte de este año.
En 2024, rondarán las 470.000 cabezas para compensar la contracción proyectada en el stock ganadero, señaló el USDA en su reporte Livestock and Products Annual. La mayor parte del ganado importado será de engorde para la producción de carne, proyectó la oficina en base a los datos históricos.
Al cierre de 2023 se espera que Turquía haya importado unas 470.000 cabezas, casi cuatro veces más que el año pasado. El aumento está asociado a la necesidad de reconstruir el stock y reducir los precios de la carne vacuna, que se han disparado. Se espera que el ritmo de las importaciones se acelere en lo que resta del 2023 y hasta 2024 dadas las condiciones actuales del mercado.
A principios de este año, el Ministerio de Agricultura y Silvicultura (MinAF) reabrió la puerta a las importaciones de ganado de engorde, para aliviar la presión al alza sobre los precios de la carne y estabilizar los suministros internos antes del Ramadán y la temporada turística.
De enero a junio de este año Turquía importó alrededor de 234.000 vacunos (US$ 361,4 millones), cuatro veces más que en el mismo período del año pasado. Los principales proveedores de ganado de engorde fueron Uruguay, el República Checa y Hungría, con una menor cantidad de animales reproductores lecheros procedentes de Alemania, Dinamarca y la República Checa.
Según el reporte del USDA, con consultas a industriales, los productores ganaderos que compren ganado de engorde importado recibirán un precio garantizado por el gobierno al vender sus animales terminados para faena. Esta garantía de precio se supone que fomentará la expansión de las operaciones de ganado de engorde y aumentará la producción de carne vacuna.
Sin embargo, según los productores ganaderos, la garantía de precio no ha ayudado a compensar sus costos de producción y los precios de la carne vacuna han seguido subiendo.