El Consejo y el Parlamento de la Unión Europea llegaron a un acuerdo provisional sobre una propuesta “para minimizar el riesgo de deforestación y degradación forestal asociado con los productos que se importan o exportan de la Unión Europea”.
Las nuevas reglas tienen como objetivo garantizar que cuando los consumidores compren productos que desempeñan un papel importante en la deforestación, como carne vacuna, cacao, soja y madera, no contribuyan a degradar aún más los ecosistemas forestales, declaró Marian Jurečka, ministra checa de Medio Ambiente.
Brasil y Paraguay son los exportadores sudamericanos de carne que verían más comprometido su acceso al mercado europeo ante la aplicación de este acuerdo que aún es provisional, a la espera de su adopción formal. Para Uruguay, en cambio, podría ser una oportunidad de afirmar su papel como proveedor de los mercados de la UE.
Es un cambio radical, aunque el impacto en la carne sería relativo; incidiría más en la exportación de cuero para la industria automotriz, dijeron a Ganadería.uy fuentes de la industria.
El manejo del gobierno de Brasil de los recursos naturales y la frontera agrícola ha sido el mayor obstáculo para el avance de un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, al menos desde la perspectiva europea. En este sentido, Uruguay ha procurado diferenciar sus buenas prácticas ambientales de las cuestionadas políticas del gobierno de Jair Bolsonaro, acusado de incentivar la quema de bosques tropicales.
Los grandes frigoríficos brasileños han implementado políticas de control para hacer frente a boicots sufridos en países europeos a sus productos. JBS dijo tener tolerancia cero para la deforestación ilegal y afirmó en diciembre de 2021 que había bloqueado a más de 14.000 proveedores por no cumplir con sus políticas. Su objetivo para 2025 es el de optimizar “una cadena de suministro sin el más mínimo trazo de deforestación ilegal”.
Marfrig indicó en un comunicado que “mantiene un rígido protocolo de compra de animales, basado en criterios sociales y ambientales que deben cumplir sus proveedores directos”, y que realiza monitoreos satelitales en la región amazónica desde hace más de una década.
También Minerva Foods destacó sus “iniciativas para combatir la deforestación ilegal” y el cambio climático.
Implementación
El acuerdo provisional establece normas obligatorias de diligencia debida (due dilligence) para todos los operadores y comerciantes que colocan, ponen a disposición o exportan los siguientes productos del mercado de la UE: aceite de palma, carne vacuna, madera, café, cacao, caucho y soja. Las normas también se aplican a una serie de productos derivados, como chocolate, muebles, papel impreso y derivados seleccionados a base de aceite de palma (utilizados, por ejemplo, como componentes en productos de cuidado personal). Se llevará a cabo una revisión en dos años para ver si es necesario cubrir otros productos.
La importación de productos a la UE se prohibirá si estos proceden de tierras deforestadas después de diciembre de 2020. Las empresas importadoras, responsables de su cadena de suministro, deberán probar la trazabilidad mediante datos de geolocalización de los cultivos y fotos satelitales. (La prohibición abarca a varios productos, entre ellos soja y madera).
El Consejo y el Parlamento acordaron establecer una definición de deforestación, basada en una definición de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Establecieron un concepto innovador para la definición de ‘degradación forestal’, es decir, los cambios estructurales en la cubierta forestal, que toman la forma de la conversión de bosques primarios y de regeneración natural en bosques de plantación y otras tierras boscosas y la conversión de bosques primarios en bosques plantados.
La UE es considerada responsable del 16% de la deforestación mundial a través de sus importaciones (sobre todo de soja y de aceite de palma, según cifras de 2017), y es el segundo mayor destructor de bosques tropicales detrás de China, según World Wildlife Fund (WWF).