Los precios del arroz están en su nivel más alto en casi 15 años después de que India impusiera restricciones a la exportación. Es un recordatorio de que los esfuerzos para proteger los mercados nacionales son la forma más segura de empeorar una mala situación global, apuntó en un análisis la agencia Bloomberg.
Luego de que a fines de julio India prohibió una parte sustancial de sus exportaciones del grano, el precio se disparó. Esto implica un alto riesgo dado que proporciona hasta el 60% de la ingesta calórica total de las personas en partes del sudeste asiático y África. .
Afirma Bloomberg que la situación recuerda los errores que en última instancia exacerbaron las crisis alimentarias pasadas, como la de 2008.
En ese entonces, los principales proveedores, en particular India y Vietnam, redujeron las ventas para proteger las reservas internas y alimentar a su propia gente. El plan fracasó: provocó compras de pánico, triplicó los precios y avivó el malestar social.
En 2023 el proteccionismo comercial permanece. Las preocupaciones internas aún pueden disparar los precios mundiales de los alimentos en un abrir y cerrar de ojos. Y este año, es un efecto multiplicado por las frágiles cadenas de suministro post-Covid, la agitación del Mar Negro y el regreso del fenómeno meteorológico El Niño.
Advierte Bloomberg que la situación fácilmente podría empeorar, con implicaciones para la inflación, la nutrición mundial y la inestabilidad política.
El frente interno es sin duda lo más importante en India, donde las elecciones generales se acercan rápidamente y el primer ministro Narendra Modi está haciendo todo lo posible para acumular reservas de alimentos y controlar los precios internos. No solo tiene arroz en su radar: las lluvias desiguales en el cinturón agrícola significan que el azúcar podría ser el siguiente producto a ser controlado.
Nueva Delhi ya está considerando reducir o eliminar un arancel del 40% sobre el trigo, allanando el camino para que el segundo productor mundial del grano (detrás de China) comience a importar fuertes por primera vez desde 2017.
Otros están mirando. Tailandia, Vietnam e Indonesia son grandes productores de arroz, todos preocupados por el impacto de la inflación en sus poblaciones. Luego está China, que durante mucho tiempo ha hecho de la seguridad alimentaria una prioridad máxima.
Mucho dependerá de qué tan rápido suban los precios: los impactos repentinos son mucho más dañinos que los aumentos lentos. Pero con los nervios de punta, los movimientos de imitación se convierten en un riesgo mayor. Y con ellos, una repetición de los males del pasado, afirma Bloomberg.