El Consorcio Regional de Innovación de Lanas Ultrafinas del Uruguay (CRILU) se propone captar a más productores e incluir la producción de carne en el desarrollo de la Fase 2 de un proyecto surgido en 2010.
El CRILU apunta a “seguir diferenciándose y agregando valor tanto en lana como en carne, en nichos de altísimo valor, y con genética de punta que en tiempo real se traslada al productor”, afirmó Fabio Montossi, investigador principal de INIA y vicepresidente del consorcio.
El presidente Juan Tafernaberry sostuvo que entre los objetivos está seguir avanzando en certificaciones y en la aplicación de herramientas y paquetes tecnológicos de bajo costo y alto impacto.
“Estas lanas ultrafinas de hasta 15,6 micras siempre tienen una demanda y un precio; si bien los actuales valores no conforman, no quita que se siga investigando y proyectando”, dijo Tafernaberry en Tiempo de Cambio de Radio Rural.
Montossi subrayó que en adelantes se seguirá “probando científicamente que es posible producir lanas de altísimo valor, ultrafinas, con certificaciones ambientales y de bienestar animal”. Afirmó que para extender la presencia de la raza Merino fuera del área de basalto el paquete tecnológico para hacerlo está disponible.
Algunos ejes de la agenda de investigación, desarrollo e innovación del consorcio fueron mencionados por Montosi durante la jornada: “acelerar el proceso de afinamiento, seguir avanzando en las huellas ambientales y la adaptación de los animales al cambio climático manteniendo la calidad de carne y cortes para llegar a mercados de valor”.
El investigador de INIA, Ignacio de Barbieri, destacó que, tras 12 años de selección, aumentó el peso vellón, el peso vivo de las ovejas y la supervivencia de corderos; y se redujo el diámetro de la fibra y mejoró el rendimiento al lavado, brillo y largo de mecha.
“Con estos datos podemos concluir que es posible mejorar la cantidad y calidad de lana y peso sin afectar la reproducción, que es fundamental tener estrategias integradas de mejoramiento genético, acompañado con buena nutrición y manejo, y que se debe continuar los monitoreos a largo plazo”, destacó De Barbieri.
Por su parte, Juan Manuel Soares de Lima, investigador de INIA, planteó que se deben seguir afinando las micras, “poniendo atención a parámetros que definen precios, como resistencia, largo de mecha y material vegetal”. Y llamó a pensar en términos de marketing, a buscar nichos de mercado y dar a conocer la lana nacional, “para poder acceder a resultados soñados con valores, en muchos casos, por debajo de las 13 micras, que llegan a US$ 150 por kilo de lana en base limpia”.