Tanto la lana como la carne ovina deben apuntar a consolidar mercados de nicho con valores por encima del promedio, tanto en Europa como en China.
Las tendencias que se profundizarán en 2022 señalan a las lanas finas y súper finas como protagonistas de la demanda internacional, con precios cada vez más despegados de los de las lanas medias y gruesas.
A su vez, las carnes ovinas comienzan a transitar el camino de la certificación de bienestar animal y pastura natural, más avanzadas en la carne vacuna.
“Lo que tiene que hacer Uruguay es dar evidencia de los sistemas productivos que tiene el país que es lo que demanda ese consumidor de nicho: bienestar animal, responsabilidad social; para la carne ovina ya hay iniciativas que Uruguay tiene que atender”, dijo a Conexión Agropecuaria el gerente del SUL, Romeo Volonté.
En un segundo año de precios que no conforman a la generalidad de los productores, por la baja cotización y escasa demanda por lanas medias y gruesas, el aumento de exportaciones de carne ovina fue una alternativa más atendible.
Volonté dijo que “si se consolidan estos precios de carne ovina que tuvimos en 2021” la producción ovina se preocupará por mejorar los procesos de cría para presentar animales en mejores condiciones para la faena, “eficiencias que en una producción ovina tradicional el proceso de lana no premia”.
En la producción lanera, los procesos que se consolidan “y que no son reversibles” apuntan al afinamiento de los vellones, mejorar su presentación, certificar sus procesos.
“Eso el productor lo ha aprendido con la experiencia y la pandemia consolidó estos procesos”, afirmó Romeo Volonté.