La demanda del sector lácteo del país vecino es clara: que el gobierno tome acciones que tornen más competitivo el producto de Río Grande del Sur frente a la producción de Argentina y Uruguay.
Factores como la apreciación del real y la caída de los precios de la leche en el Mercosur están aumentando las importaciones, principalmente de Rio Grande del Sur. “O el gobierno se ocupa de las importaciones y sube la tasa (el Arancel Externo Común), o tiene que subsidiar a los productores, como lo están haciendo Argentina y Uruguay”, dijo el presidente de la Federación de Trabajadores Agropecuarios de Rio Grande del Sur (Fetag-RS). , Carlos Joel da Silva. A pesar de que la producción lechera en Uruguay no está subsidiada. En Argentina a principios de este año se anunció el programa Impulso Tambero, que compensa el promedio mensual de litros de leche vendida entre octubre de 2021 y setiembre de 2022 con una compensación de hasta AR$ 600.000 mensuales por productor, alcanzando a más de 5.000 productores.
El volumen importado de leche y productos lácteos como la leche en polvo sumó casi 116.000 toneladas en el primer semestre, según datos de la plataforma ComexStat. La leche en polvo y el queso parmesano son los artículos más importados. Son negocios que se dan como una cuestión de oportunidad, explicó el secretario ejecutivo del Sindicato de las Industrias Lácteas de RS (Sindilat), Darlan Palharini.
El presidente de la Federación de Trabajadores Agropecuarios de Rio Grande del Sur señaló que el aumento de las importaciones se suma a dificultades que hoy no son nuevas, como la reducción de productores en la actividad, lo que agrava la situación en la cadena.
Para el Sindicato de las Industrias Lácteas, bloquear negocios extranjeros no es una opción viable. “No es tan simple solo bloquear las importaciones. Lo veo con dificultad porque podría impactar otros productos nuestros, un efecto inverso”, dijo Palharini.
El sector entiende que debe existir una equivalencia de los beneficios otorgados, a fin de compensar a los productores locales. Si no mediante subsidio directo, mediante refinanciamiento de deudas, como es el caso de Uruguay, o mediante exención para la compra de equipos.
Para los próximos meses, la expectativa es de una baja en los precios de la leche al productor, lo que reduciría las importaciones. Pero todavía no sería suficiente para contener las dificultades. “Aun con una posible baja, es evidente que el daño está sancionado”, dice el dirigente de Sindilat.
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