China creció más de lo esperado en el tercer trimestre, pero sus problemas siguen

Por Eduardo Blasina

Peleadas mortalmente en el siglo XX, China y Rusia se han aliado en el siglo XXI en el esfuerzo de quitar el timón del mundo a EEUU. El abrazo de Putin y Xi Xinping en una amistad sin límites hoy recorre el mundo. Mientras el presidente de EEUU va a Israel a tratar de que el incendio en Medio Oriente no se propague, los líderes perpetuos de las potencias orientales exploran como profundizar aún más la alianza que ha pasado a la ofensiva en Ucrania, cuestiona a Israel y puede lanzarse en cualquier momento sobre Taiwan.

En ese contexto se conocieron este miércoles los datos de crecimiento económico de China del tercer trimestre, 4,9% una cifra que quedó por encima de lo que se esperaba en lo previo (4,5%) y que puede permitir a China lograr su meta de crecimiento en 5% para este año.

Sin embargo, la comparación del crecimiento es contra un trimestre muy pobre el año pasado cuando todavía estaba la población encerrada por el Covid y el Consejo de Estadísticas de China fue muy cauto al comentar las cifras.

«Debemos considerar que el ambiente externo se está volviendo más complejo y grave mientras la demanda interna permanece insuficiente y los fundamentos de la recuperación y el crecimiento tienen todavía que consolidarse».

La carrera de China por acelerar el crecimiento debe lograr dos metas difíciles: superar la crisis inmobiliaria y lograr que esa debacle inmobiliaria no se convierta en una crisis financiera.

La inversión en propiedades en los primeros nueve meses del año está abajo 9,1% respecto a 2022 y la construcción de casas nuevas 20% abajo. Un sinceramiento doloroso para un país con población en baja y millones de viviendas vacías o a medio construir.

Resultados no concluyentes, pero que podrían haber sido peores. Pero en un mundo turbulento y bélico los resultados de 2024 también pueden ser mucho peores. Por ahora la proyección de crecimiento para el año próximo es de 4,5% frente al 5% de este año.

Por ahora para el precio de la carne, la expectativa es que no baje más, pero hay pocas razones para esperar una suba.

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