Avanza la bioimpresión celular 3D en el sector alimentario

La bioimpresión celular 3D se ha convertido en los últimos tiempo en uno de los sistemas más idóneos para recrear el microambiente celular de los tejidos y, junto a eso, al comportamiento celular a escala de laboratorio.

Según Lidia Tomás, Doctora en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad de Valencia y Gerente de Proyectos en Ainia Centro Tecnológico de Investigación (Valencia, España), es gracias a la capacidad de manipulación del tiempo y el espacio de varios tipos celulares, que la bioimpresión se ha establecido como una tecnología de vanguardia que busca la creación de tejidos vivos, tales como vasos sanguíneos, huesos, cartílagos o piel.

Si bien su objetivo inicial se centró en aspectos vinculados a la reproducción, uno de los principales desafíos actuales de la bioimpresión 3D es la creación de órganos para transplantes, lo que resulta una tarea ardua, ya que se trata de sintetizar una estructura celular compleja.

Pese a los desafíos vigentes, esta tecnología va conquistando nuevos hitos, hablándose actualmente de bioimpresión 4D en donde las células usadas para crear tejido son de donantes. Con el correr del tiempo, el mundo de la investigación augura un papel clave de este tipo de tecnología en la biomedicina personalizada.

El sector alimentario es uno de los ámbitos a los que la bioimpresión 3D se ha extendido, tanto para lo que es el desarrollo de ingredientes y productos con efecto funcional, al permitir este tipo de tecnología en la creación de modelos in vitro más precisos de funciones fisiológicas de interés. La fabricación de carne in vitro es otra de las alternativas tecnológicas a las que más apuestan los vendedores de proteína, para llevar adelante un abastecimiento “sostenible”.

La bioimpresión 3D permite crear las estructuras en donde se depositan las células de tejido muscular, para posteriormente desarrollarse en biorreactor.

Según los investigadores, la creación de la estructuras celulares 3D mediante bioimpresión puede dividirse en 4 grandes etapas: el diseño de la estructura (selección de las células, los materiales para la generación de la biotinta); el proceso de bioimpresión; la post-bioimpresión cultivo de la estructura celular (funcionalizarlo, y/o crecimiento soporte placa, biorreactor…), y, por último, la evaluación de la estructura (comprobar la viabilidad, estructura, y funcionalidad).

En opinión de la Dra. Lidia Tomás, la bioimpresión celular (una tecnología de ingería tisular revolucionaria) está permitiendo que lo “in vitro” esté más próximo a lo “in vivo”.

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