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noviembre 21, 2024

A contrapelo de Nueva Zelanda, Dinamarca pondrá un impuesto a las emisiones de la producción agropecuaria

Pocos días después de que Nueva Zelanda diera marcha atrás en su plan para poner precio a las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del ganado, Dinamarca tomó la posta y anunció un impuesto sobre las emisiones de dióxido de carbono del ganado a partir de 2030, y se convertiría en el primer país en hacerlo.
Ya en febrero, expertos con el encargo del gobierno danés propusieron la puesta en marcha de un impuesto que permita a Dinamarca alcanzar un objetivo legalmente vinculante para 2030 de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 70% con respecto a los niveles de 1990.
El gobierno centrista logró a última hora de este lunes un amplio acuerdo con agricultores, industrias, sindicatos y grupos medioambientales sobre políticas relacionadas con la agricultura. Aunque está sujeto a la aprobación del parlamento, los expertos políticos esperan que se apruebe un proyecto de ley tras un amplio consenso.
«Seremos el primer país del mundo en introducir un impuesto real al CO2 en la agricultura. Otros países se sentirán inspirados por esto», dijo el martes en un comunicado el ministro de Impuestos, Jeppe Bruus, informó la agencia de noticias Reuters.
¿De qué se trata el proyecto?
El acuerdo propone gravar a los agricultores con 300 coronas danesas (aproximadamente US$ 43) por tonelada de CO2 en 2030, aumentando a 750 coronas (US$ 108) en 2035.
Los productores tendrán derecho a una deducción del impuesto sobre la renta del 60%, lo que significa que el coste real por tonelada comenzará en 120 coronas (US$ 17) y aumentará a 300 coronas en 2035, mientras que se pondrán a disposición subvenciones para apoyar los ajustes en la operativa.
¿Cuál ha sido la postura de los productores?
Si bien los productores daneses expresaron preocupación respecto a que los objetivos climáticos del país pudieran obligarlos a reducir la producción y eliminar empleos, luego se mostraron más a favor y a la espera de que con el acuerdo alcanzado sea posible mantener sus negocios.
En febrero, previo al avance del proyecto, las voces fueron más críticas. «Estos modelos se basan en algo muy decepcionante: que la reducción del clima sólo puede lograrse reduciendo la producción», dijo en aquel entonces a Reuters Peder Tuborgh, director ejecutivo de la industria láctea Arla Foods.
Tuborgh sostuvo que las nuevas tecnologías habían ayudado a los 9.000 productores de Arla en Dinamarca, Suecia, Inglaterra, Alemania y Benelux a reducir las emisiones en 1 millón de toneladas en los últimos dos años. «Existe un camino hacia la innovación», afirmó. «Nos gustaría continuar ese camino, en lugar de tener que cerrar nuestra producción».
Más de la mitad de la tierra de Dinamarca es cultivada, y la agricultura representa aproximadamente un tercio de las emisiones de carbono del país, según datos manejados por el grupo de expertos climáticos danés Concito.
A comienzos de este año los productores de toda la Unión Europea llevaron adelante numerosas protestas durante semanas, apuntando a que las nuevas medidas supondrían un incremento de costos e impuestos, burocracia y normas ambientales excesivas.

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