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noviembre 21, 2024

Lula maneja con cautela un posible acuerdo entre China y el Mercosur

El presidente Lula recibió al presidente chino Xi Jinping en visita de Estado este miércoles en Brasilia, y juntos anunciaron 37 acuerdos y cartas de intención sobre temas comerciales y financieros.

Lula y sus asesores tienen objetivos ambiciosos a largo plazo. Brasil pretende transformar su relación con China a través de “cambios estructurales”, acelerando la integración de las cadenas de producción de los dos países.

“Trabajaremos para construir una asociación estratégica a largo plazo”, dijo Lula en una entrevista con el canal chino CGTN. “Queremos compartir nuestra experiencia con China, y China compartir su experiencia con Brasil. Esta reunión podría ser la más importante jamás realizada entre Brasil y China”.

El plan del gobierno es pasar de ser un “simple proveedor de mineral de hierro e importador de automóviles y baratijas”, como afirma una fuente, a coproducir bienes con los chinos, lo que implica transferencia de tecnología.

Sin embargo, Lula evitará dar señales automáticas de alineamiento con los chinos, que están inmersos en una especie de “nueva guerra fría” con Estados Unidos. Esto incluye, por ejemplo, abstenerse de sumarse a la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda de China.

Otro tema que Brasil aborda con cautela es la firma de un acuerdo de libre comercio del Mercosur con China.

En reuniones con el vicepresidente Alckmin, los líderes de la industria han expresado su preocupación por las implicaciones que un tratado de este tipo tendría para sectores como el acero, la petroquímica y la automoción. En consecuencia, el gobierno ha decidido no apresurarse a firmar este acuerdo, que se espera que lleve muchos años de negociación, similar a las conversaciones en curso con la Unión Europea.

Se firmaron cartas de entendimiento que prevén “sinergias” en sectores productivos, infraestructura y cooperación financiera. Estas cartas, descritas por fuentes como el “marco” para posibles inversiones conjuntas, incluyen proyectos como la instalación de fábricas de baterías de litio o de vehículos eléctricos en Brasil. La expectativa en Brasilia es que se formen grupos de trabajo para facilitar inversiones a gran escala en los próximos tres a cinco años.

Otro de los ejes de la visita es la cooperación financiera, con la elaboración de acuerdos para facilitar las compras chinas de títulos de deuda brasileña y las transacciones en monedas locales.

Un tercer ámbito clave es el de las infraestructuras. Fuentes del gobierno brasileño admiten, en distintos grados, que hubo presiones de China para que Brasil se uniera a la Iniciativa del Cinturón y la Ruta. Sin embargo, el gobierno federal y el Ministerio de Relaciones Exteriores optaron por utilizar el término “sinergia” en lugar de “adhesión” para describir la cooperación entre la iniciativa china y los proyectos brasileños. Entre ellos se encuentran el nuevo Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), supervisado por la Casa Civil, y el Nuevo Sector Brasil (NIB), a cargo del vicepresidente Geraldo Alckmin, quien también es ministro de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil.

La Iniciativa del Cinturón y la Ruta, iniciada por la administración Xi en 2013, tiene como objetivo acercar a China al resto del mundo mediante inversiones en infraestructura. Sin embargo, en los últimos años ha adquirido dimensiones militares y geopolíticas, especialmente con iniciativas en zonas en disputa en el Mar de China Meridional.

Según fuentes del gobierno federal, la decisión de Brasil de no adherir tiene un significado simbólico, ya que enviaría señales desfavorables a Estados Unidos, considerado un socio importante.

Fuente: Valor International

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