Por Eduardo Blasina
La estabilidad de los mercados ganaderos es notable. Y la estabilidad productiva no lo será menos. Cuando estén los datos de preñez se verá que el esfuerzo de los ganaderos dio sus frutos. Se mantiene la producción de terneros luego de la peor sequía de la historia. Comparativamente con otras sequías, el desempeño será destacable.
Eso está sostenido por ese campo natural que es el gran diferencial de la ganadería y por la asistencia que los productores han sabido darle en este año especialmente: destete precoz, suplementaciones, sanidad, que permitirían sostener una producción muy por encima de lo que hubiera significado una sequía de estas proporciones en cualquier otro momento de la historia ganadera uruguaya.
Mientras, pasó el pico de la zafra de terneros, con precios estables y satisfactorios para la cría, el ganado gordo cruza el periodo de más oferta de ganado de corral sin sobresaltos y el precio de exportación sigue muy cerca de los US$ 4.500 por tonelada.
¿Qué puede poner en riesgo la estabilidad? En este año pocas cosas se ven como amenaza y tal vez la posibilidad de que los precios den otro escalón hacia arriba a la salida del invierno.
En el largo plazo no tomar en cuenta la necesidad de preservar los equilibrios ambientales globales y en particular una ganadería que frene el peligrosísimo calentamiento planetario es el gran tema que debe tomar la ganadería con la misma seriedad con que lo toma la industria automovilística y tantas otras más.
El aferrarse al pensamiento mágico conspiracionista o solidarizarse con los vecinos que talan y queman selvas sería para la ganadería uruguaya un grave error.
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