Por Eduardo Blasina
El informe trimestral del USDA de stock y de área sembrada marca un cambio de escenario para los granos que tiene incidencia en el costo de alimentación de la ganadería y vuelve a dar ventajas competitivas a la producción pastoril. En definitiva lo que subirá estructuralmente es el kilo de materia seca, de energía y proteína.
El informe del USDA sorprendió, se salió de todo rango y en principio es difícil encontrarle una explicación a que se siembre mucho menos maíz y soja de lo que se esperaba, aproximadamente un millón de hectáreas menos en cada cultivo.
Si ese informe no es corregido en las próximas semanas por mayores siembras de último momento, si se mantiene un área con escaso crecimiento el mercado de los dos granos se mantendrá muy elevado todo este año y seguramente en 2022, porque la próxima cosecha estadounidense en noviembre no será suficiente para recomponer las reservas al nivel requerido.
Para la producción de carne y leche exclusivamente a grano la inflación de los costos es inevitable. Las restricciones de la oferta durarán un año más.
De modo que la soja vuelve a los US$ 500, el maíz marca nuevos máximos desde 2013 y las posibilidades de baja del cereal parecen muy pocas hasta nuevo aviso. Y esos pastos que están ahí como si fueran gratis con las lluvias que trajo marzo, valen mucho más que a comienzos de esta semana.