El descalce entre el precio de la hacienda gorda y el ganado de reposición –los terneros- sitúa la relación flaco/gordo por encima de 1,30 desde hace ocho semanas. Tuvo picos de 1,40 a mediados de junio (el kilo de ternero a un valor 40% superior al del novillo en pie) y en la última semana fue de 1,38.
La sostenida demanda de terneros enteros para exportación en pie afirma los precios, sostenidos además en una oferta escasa luego de una zafra temprana y en muchos casos con animales sentidos, faltos de kilos.
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Con esta relación de reposición favorable al criador, la más alta desde 2016, se dificulta la concreción de negocios de ganados con destino al campo.
El desvío es de 15 o 20 puntos porcentuales respecto a la relación óptima, entre 1,20 y 1,25.
En la última semana el promedio para los novillos en pie bajó tres centavos a US$ 1,80 por kilo, mientras que el ternero de exportación se comportó de forma opuesta: subió tres centavos y marcó US$ 2,60 por kilo en pie, el precio más alto desde setiembre del año pasado. Los terneros generales también subieron aunque menos, y promedian US$ 2,45.
También subieron por encima del promedio, entre cinco y siete centavos, los novillos y vaquillonas para cuota 481, las categorías que necesitan los corrales para reponer lo que se está enviando a faena en la ventana actual.
La Asociación de Consignatarios de Ganado (ACG) comentó tras su reunión del último lunes que en las categorías de reposición “continúa la escasa oferta ante un mercado demandante y cauteloso”.
Recuperar kilos perdidos
La situación forrajera juega a favor de los criadores que tienen la oportunidad de recuperar kilos perdidos y valorizar la inversión en pasturas, consideró Joaquín Falcón, presidente de ACG, en Tiempo de Cambio de Radio Rural.
Si bien es difícil atar la punta vendedora y compradora en los casos de ganados para el campo, las operaciones “con tono de venta a valores de mercado se concretan” con predominio de los negocios cortos y fuerte presencia de la exportación.
A su vez, y a diferencia de otros años, “los vientres preñados han tenido un rol fundamental por el desabastecimiento de vientres en febrero y marzo, y los establecimientos con menores porcentajes de preñez están más demandantes, con un mercado más firme y con mayor concreción de negocios”.