Las exportaciones de lana en 2020 se desplomaron como consecuencia de una fuerte retracción de la demanda a raíz de la pandemia, fundamentalmente de China.
Comparado con igual período del año anterior esto significa una caída inédita en el valor de las exportaciones -mayor al 50%-, según determina el informe sobre el sector en el Anuario de la Oficina de Planificación y Política Agropecuaria del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.
Las ventas de tops se redujeron a la mitad respecto a 2019: pasando de US$ 106 millones a US$ 53 millones en 2020 por algo menos de 6.600 toneladas según los datos de la Dirección Nacional de Aduanas.
China prácticamente detuvo sus compras con una baja del 77% y Alemania resultó ser el destino principal, con el 31% del total. En tanto China, que en 2019 había comprado el 38%, en este año dio cuenta del 18%.
Las exportaciones de lana sucia alcanzaron las 7.000 toneladas por un total de US$ 39 millones, un ajuste de 42% en volumen y de 47% en divisas respecto a 2019. Y muy por debajo de los US$ 111 millones exportados en 2018. Esta caída se explica por un descenso en las compras de todos los importadores relevantes, excepto Egipto.
Al igual que las exportaciones, las importaciones de lana se redujeron. En 2020 se importó por un total de US$ 4,5 millones, muy poco en comparación con los US$ 65 millones del año anterior. Brasil fue el principal proveedor, con el 73% del valor total importado. El volumen fue de 1.844 toneladas, una décima parte de lo importado en el año anterior