Chicharrita y mancha en red: Hoffman aboga por genéticas con más defensas

“Le tenemos que pasar la responsabilidad a las empresas que manejan el material genético de maíz que definitivamente nos tienen que poner sobre la mesa un material genético que más allá del potencial de rendimiento que tenga, nos dé una herramienta de defensa”, expresó el director de Unicampo, Esteban Hoffman, ante la extensión de los daños causados en el maíz por la chicharrita. Este insecto es vector de una enfermedad, spiroplasma, de tratamiento complejo y costoso en las etapas tempranas del cultivo.

“Esto se transforma ahora en un gran defecto agronómico, no deberíamos sembrar híbridos de maíz que son muy susceptibles o muy sensibles a esta enfermedad porque carecemos de margen de maniobra”, dijo Hoffman en Tiempo de Cambio de Radio Rural.

Para combatir los efectos de la chicharrita hay que entrar a los cultivos “tres o cuatro veces” a hacer aplicaciones en etapas tempranas. “Nadie quiere hacer eso”, afirmó Hoffman.

Una situación similar aplica a las variedades de cebada que sufrieron la mancha en red en la temporada pasada: “las variedades que mostraron debilidad en ese aspecto no se pueden repetir”, sostuvo el asesor agronómico.

El informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) la semana pasada relevó incertidumbre y la preocupación por el “inédito ataque de spiroplasma” en los cultivos de maíz de Argentina que en algunas chacras recorta hasta 80% la producción.

“En el centro de Santa Fe hay lotes que no se van a cosechar por Spiroplasma, como por ejemplo en López y Gálvez. Hay técnicos que dicen que unas semanas atrás, esperaban un daño de 5% al 10%. Pero al avanzar la etapa reproductiva, estiman ahora pérdidas del 70% al 80%”, señala el informe de la BCR.

El daño es distinto según zonas, fechas de siembra y variedades.

“Si bien esta enfermedad es típica del norte del país, este año por condiciones de clima (falta de agua y calor), la forma escalonada en la que se ha sembrado y el aumento en hectareaje del maíz tardío, la plaga muestra un crecimiento poblacional y una cobertura que no había sido antes vista. Cuando parecía que las tandas de maíces tardíos, los sembrados del 10 al 15 de diciembre en adelante, estaban mejorando su performance productiva en Córdoba y Santa Fe, se multiplicaron en las últimas semanas los comentarios de técnicos alertando por el fuerte impacto y el daño observado por este problema”.

Los técnicos advierten: «el daño puede manifestarse hasta 120 días después del ataque. El virus y las bacterias que transmite el vector pueden cortarle el llenado a la planta. Por eso es una enfermedad que genera tanta incertidumbre. No sabes cómo vas a encontrar el cultivo mañana», explican.

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