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Montevideo
diciembre 18, 2025

Cambio de paradigma en el este: innovación aplicada y productores protagonistas

La región este de Uruguay atraviesa una transformación productiva profunda. En
pocos años, el sistema soja–arroz duplicó su productividad como resultado de
una revolución tecnológica silenciosa, basada en innovación, manejo más
preciso y una creciente profesionalización del productor.

Según técnicos de la región, en apenas tres campañas los productores de soja que
partían de potenciales de rendimiento cercanos a los 1500 kilos por hectárea hoy
alcanzan o superan los 3000 kilos, impulsados por un manejo sanitario más riguroso y
la adopción de tecnologías diseñadas para responder a escenarios productivos cada
vez más complejos. En paralelo, el crecimiento del área sojera en el este refleja un
cambio estructural de escala que promueve una mayor eficiencia y estabilidad del
sistema productivo.
El nuevo escenario productivo requiere decisiones más precisas, innovación y
herramientas adecuadas para afrontar el desafío. Así lo indicaron los resultados de los
encuentros técnicos organizados por BASF y Barraca Erro en Río Branco y Treinta y
Tres.

Este proceso replica, con adaptación local, lo ocurrido en Río Grande do Sul, donde el
sistema productivo soja–arroz, el manejo sanitario eficiente y la innovación continua
—documentados por Embrapa e IRGA— permitieron construir sistemas agrícolas más
estables y productivos. En la cuenca de la Laguna Merín, ese aprendizaje comienza a
traducirse en resultados concretos.
“Cuando un cultivo tiene el potencial de rendir como un Fórmula 1, el agricultor necesita
herramientas que lo acompañen. La innovación aplicada es la forma de cuidar su
esfuerzo”, señaló Manuel Pérez Ois, técnico de Desarrollo de Mercado de BASF.
Melyra integra Revysol con F500, logrando una protección integral de la hoja gracias a
su acción sistémica translaminar, con fuerte efecto curativo y estabilidad de control
frente a enfermedades de fin de ciclo como mancha marrón y Cercospora. Belyan, en
tanto, suma Xemium conformando una triple mezcla que aporta acción preventiva y
curativa, alta persistencia y un amplio espectro de control, alineado con las exigencias
regulatorias y de sustentabilidad de los mercados más exigentes.
“La llegada de Melyra y Belyan responde a la necesidad de producir más y mejor. Son
herramientas que protegen la sanidad del cultivo y la protección del potencial
rendimiento que contribuyen a la sustentabilidad y estabilidad del trabajo del agricultor,
protagonista central de esta transformación”, concluyó Pérez Ois.
La tendencia es clara: proteger el cultivo ya no es solo controlar enfermedades, sino
construir sistemas más resilientes, eficientes y sustentables. En el este del Uruguay
esta revolución verde ya comenzó. El desafío ahora es consolidarla y hacerla crecer.

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