Por Eduardo Blasina
Podría argumentarse que la compra de plantas frigoríficas de Marfrig por parte de Minerva no cambia mayormente el panorama de la industria frigorífica. Las plantas brasileñas siguen manteniendo su participación de mercado y pronto. Pero eso tiene sus matices. El anuncio llegó apenas fue aprobada la compra de BPU por parte de Minerva. Y el grado de concentración no es el mismo cuando se reparte equitativamente entre dos empresas que cuando una domina ampliamente y la otra queda con un solo frigorífico.
Otro aspecto problemático de la operación es el momento en que sucede en el momento más adverso para la ganaderia en mucho tiempo. China sigue mostrando datos negativos, este jueves se supo que en agosto cayeron tanto las exportaciones como las importaciones. Aunque la caída fue algo menor a lo que los analistas esperaban, las bolsas asiáticas van en baja este jueves como fue la de EEUU el miércoles. Y eso como contexto para precios ganaderos que van en descenso, lo que alcanzó ahora a la reposición. Ya no alcanza la lluvia y la proximidad de la primavea para sostener a un ternero que marcó un récord para la relación de reposición que terminó en el realismo de ajustar precios.
Mientras esta semana Arabia Saudí y Rusia anunciaron que prolongan el recorte en la producción de petróleo hasta fin de año. El petróleo se va arriba de US$ 90 por barril, acicatea la inflación en Occidente y ayuda a solventar la guerra de Putin.
Mientras los costos, al menos por el lado de la energía parecen destinados a subir, el dólar no logra cruzar los $ 38.
Es cierto, al irrumpir el Covid el precio del ganado estuvo más bajo. Pero en aquel entonces había una causa clara y se esperaba que pasada la pandemia el panorama sería de un retorno a la demanda de China que todo lo empujaba hacia arriba. Ahora el final del viento en contra no está a la vista.
Parece poco probable que la adquisición se apruebe tal como está planteada. Tampoco sería una buena señal un rechazo completo.
Más bien cabe esperar una lógica intermedia. La aprobación de la venta de dos plantas, tal vez el cierre del frigorífico Carrasco que está en una zona excesivamente urbanizada y una planta que podría no segiur en poder de Marfrig pero tampoco de Minerva.
Eso no va a solucionar la inquietud creciente de los productores, pero al menos no dará una señal de insensibilidad ante una coyuntura que tiene a todos los productores ganaderos más que preocupados.