El dólar australiano alcanzó su mayor cotización en un mes y cerró a US$ 0,72, en una racha ascendente de varias semanas en la que se ha apreciado 3% respecto al dólar estadounidense.
El fortalecimiento de la moneda se traslada directamente al mercado de la lana, que en las últimas semanas se ha mantenido relativamente estable –en contraste con el 2020/2021- y logrando que el indicador IME no baje de los US$ 10.
Algunas señales positivas comienzan a encenderse en el mercado de la lana, uno de los sectores del agro más afectados por la pandemia y por la crisis logística que afectó el reinicio de la demanda mundial.
El banco especializado en commodities Rabobank proyecta que el precio de la lana aumente 7% en 2022.
«Incluso si vemos una desaceleración de la economía mundial inducida por las tasas de interés este año, esperamos que la demanda de lana de los trabajadores que regresan a las oficinas y compran trajes sea la variable más importante para la lana», afirma un informe de la institución financiera.
La recuperación en la demanda de ropa de oficina puede hacer que el crecimiento de las ventas de trajes aumente por encima de la ropa minorista general en 2022.
La semana pasada el IME subió cinco centavos al cabo de la semana, para cerrar a US$ 10.24 el kilo base limpia.
Las lanas más finas, de entre 18,5 y 16,5 micras tuvieron mejores desempeños que las categorías de mayor grosor, siguiendo la tendencia que viene registrando el mercado.
Aun así, la lana de 28 micras aumentó dos centavos y se mantuvo por encima de los US$ 3 el kilo base limpia, cerrando a US$ 3,03.
En el mercado uruguayo persiste la distancia entre oferta y demanda, con negocios puntuales en lanas finas certificadas y lanas gruesas grifa verde.
Las perspectivas de Rabobank están basadas en la proyección de demanda de los fabricantes de prendas de vestir chinos e italianos y en las ventas minoristas en EEUU y otros mercados, que están creciendo. En Francia, por ejemplo, las importaciones de trajes de lana regresaron a los niveles previos a la pandemia en Francia.
En Australia “hay confianza en el mercado ahora, pero el mayor problema sigue siendo la logística para los envíos”, según el Consejo Australiano de Exportadores y Procesadores de Lana.