Por Eduardo Blasina
La ganadería en el Uruguay carbono neutral 2050
Tres enfoques diferentes ante las amenazas inéditas que enfrenta la ganadería y la especie humana
El desafío
Demostrando la madurez que ya había mostrado al emitir bonos asociados al desempeño climático, Uruguay se ha comprometido a ser carbono neutral en 2050.
Eso le permite a Uruguay decirle al mundo algo muy importante: entendemos el problema y queremos ser parte de la solución.
Eso da más urgencia todavía a la reflexión sobre el tema más importante de este siglo no solo para la ganadería, para la industria del automóvil, la textil, la de la construcción, el turismo y los servicios: ¿cómo nos vamos a hacer neutrales para el 2050?
El problema se manifiesta en distintos sectores de distinta manera. ¿Cómo hacer cemento o acero o vidrio carbono neutral? Es muy difícil. Por definición esos tres sectores necesitan directamente calor para hacer lo que hacen, cal, acero y vidrio requieren muy altas temperaturas.
En la producción de alimentos el calor no es necesario pero el alterar la superficie de la Tierra y usar insumos y transporte, genera su huella en emisiones de gases. Y en la producción con rumiantes, muy penosamente, hay algo que hasta los años 80 era irrelevante y ahora es crucial: hay emisiones de metano un gas que calienta, kilo a kilo, 83 veces más que el CO2.
El metano es en ciertos sentidos el más grave de todos los gases, es el que sube más verticalmente y sus emisiones son de un origen muy diverso. Tan importante es, que un acuerdo sobre metano era la principal misión de John Kerry en China, una misión muy importante y que coincidió con la visita de Henry Kissinger, con sus 100 años de edad a cuestas al país asiático. ¿Puede el calentamiento global con su riesgo tan enorme para todos atemperar la nueva guerra fría?
Por ahora da la impresión que no se llega a acuerdos, lo que significa que China no coordinará políticas de clima con EEUU. Pero cada quien las seguirá por su lado. Una parte de las emisiones de metano del mundo es relativamente fácil de corregir. Es arreglar las pérdidas de gasoductos, oleoductos, cañerías y depósitos de petróleo, gas y combustibles refinados.
Una segunda parte, cada vez más importante, nadie tiene idea de como resolverla. Al derretirse los hielos del norte, desde Groenlandia a Siberia, genera un escape difícil de medir, cada vez mayor y que nadie como frenar. Donde había hielo pasa a estar un pantano y el gas simplemente sube.
En el medio están el ganado y el arroz. Son alimentos imprescindibles para la salud humana de millones de personas, de modo que son sectores que siempre deben tener un tratamiento completamente al de la energía fósil.
Pero en el caso de la ganadería, cuando se agrega quema y tala de selva para muchos millones de consumidores jóvenes, que se ven en el horno, la carne se vuelve inaceptable.
Este problema es lo que está detrás de los miles de millones de dólares que se invierten año tras año en generar productos que den las mismas prestaciones que la carne y la leche, pero con la mira a ser carbono neutrales.
Para cualquier sector en este siglo, la estrategia sobre como ser carbono neutral será clave de la competitividad. Pero ante eso que a quien escribe le parece claro, es justo constatar que no hay unanimidades, especialmente en el sector ganadero.
El clima, el principal problema que tiene que resolver la ganadería, tiene tres tipos de estrategias en debate, que diríamos son la estrategia negacionista, la estrategia basada en ciencia de acuerdo a los criterios de Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) y la Organización Meteorológica Mundial (WMO)
Una tercera línea de pensamiento podría llamarse pragmática.
1 Negacionistas
La estrategia negacionista recoge adhesiones tanto en sectores de extrema derecha como de izquierda y considera que el calentamiento global es un vil recurso de grupos que desean dominar el planeta maquiavélicamente.
Encabezando las fuerzas del mal van George Soros y Bill Gates. La participación de Gates en empresas de carne artificial demostraría, junto con declaraciones recomendando a quienes dispongan de recursos económicos pasarse a la carne artificial su aviesa intención anti ganadera.
El cambio climático es un artilugio para arrasar con la soberanía de los países que se deberán someter a los designios de los super poderosos que integran el Foro de Davos y Naciones Unidas.
Estos sectores criticarán la emisión de bonos de Uruguay relacionados con el clima y entienden que el texto sagrado del enemigo es la agenda 2030 a la que adjudican todo tipo de males, aunque sin citarla habitualmente en forma textual.
Las granjas rusas productoras de desinformación a Occidente y el grupo Qanon, así como sectores neofranquistas pero también izquierdistas respaldan la idea. En Uruguay el lema por izquierda es “no es sequia, es saqueo”.
Los negacionistas son políticamente muy fuertes: Trump y Bolsonaro, el presidente salvadoreño, Vox en España acompañan esta idea. En Uruguay es una idea con arraigo entre los seguidores del pensador Methol Ferré que ven a la globalización como una amenaza y al americanismo como un camino.
Tiene, a juicio de quien esto escribe un arduo problema, la temperatura seguirá subiendo. Los videos que ellos suelen tomar por información negará eso y desviará la temática a temas tan distantes del clima y la ganadería como la pedofilia y temas de género e ideología. Pero probablemente ese relato en algún momento no se podrá seguir sosteniendo. El calor en aumento será cada vez más difícil de negar.
2 La lógica IPCC
Para quienes creen que las decisiones del Estado deben ser basadas en ciencia y consideran que el IPCC y la Organización Meteorológica mundial, así como las redes de Universidades del mundo son las fuentes de información más fidedignas, el cambio climático suele resultar insoportablemente peligroso.
La gran mayoría de las noticias que llegan (como el récord de temperaturas globales y de los océanos del presente, los grandes incendios de cada verano, las olas de calor que levantan el precio de los granos esta semana), son acumulación de pruebas de que el problema es gravísimo.
Para quienes piensan de esta manera, la ganadería tiene que hacer el mayor esfuerzo posible por acercarse lo más posible a la neutralidad de emisiones y trabajan en certificaciones al respecto.
Estos en lugar de buscar lejanos enemigos, buscarán alambrados eléctricos con paneles solares, pastoreos racionales, manejos de distintos tipos, variaciones en la dieta. E invertirán en agua, sombra, reservas forrajeras, leguminosas con taninos.
Tienen algo completamente a su favor, una legión de termómetros diseminados por todo el planeta, son difíciles de rebatir.
Puede no compartirse que la carne cultivada se llame carne, pondrá el énfasis en la mayor huella de esos productos y buscará producir la carne más apropiada posible.
3) Pragmáticos
En general vinculados al sector empresarial más profesional de la ganadería, busca optimizar ganancias de corto, mediano y largo plazo y diseña una estrategia al respecto que no desconozca a la ciencia.
Se ve representada en la reciente declaración de Dublín, se reconoce el calentamiento –aunque probablemente menos de lo que los proteccionistas europeos nos quieren hacer creer-, se destaca la importancia económica y social innegable de la ganadería en el mundo, se enfatiza su importancia nutricional. Se minimizan el metano y la destrucción de selva.
Tiene como su adalid al investigador estadounidense Frank Mithoener. Mantiene una distancia fuerte respecto a Naciones Unidas y FAO a partir del estudio la larga sombra de la ganadería (pésimamente titulado, como un pasquín sensacionalista más que una publicación de análisis objetivo), y estriba en que la postura inicial de esa publicación: La ganadería culpable de 16,5 % del calentamiento, tuvo que ser corregida a una cifra algo menor.
Su estrategia apunta a destacar otras emisiones, que pueden ser consideradas superfluas, como los viajes en avión, apunta que “siempre hubo rumiantes”, y pronostica que en el futuro la importancia asignada a la agricultura y ganadería en el calentamiento seguirá bajando.
La versión Mercosur de esta postura pragmática se abstiene de criticar la deforestación, y destaca que el metano se rompe a los 10 a 12 años, que por lo tanto su equivalencia como gas calentante es menor, tal vez en el entorno de 30 veces más o menos si es originado en la naturaleza.
Apunta a que al romperse el metano genera co2 que es capturado por las plantas y por lo tanto parte de un ciclo.
A mi entender esta postura tiene varios problemas: el principal, a medida que suban las temperaturas disminuirán sus argumentos. Deforestar será cada vez más inaceptable, el metano venga de donde venga será cada vez más inaceptable, y querer distraer a los consumidores del tema calentamiento, cuando el calor agobie será muy difícil.
Parte de un supuesto muy dudoso: que a los consumidores asiáticos el tema cambio climático no le resultará importante. Pero Asia no para de recibir castigos de inundaciones, sequias temperaturas agobiantes y para China e India que se derritan los hielos del Himalaya es un drama para la generación propia de alimentos. La preocupación en torno al clima es cada día más universal porque el calor es inocultable. Nadie va mas veloz que ellos en autos eléctricos y paneles solares. Son hoy quienes más emite, pero eso por una historia de atraso que terminó hace muy poco, no por desinterés en el tema. Nadie hace la reconversión más veloz que China, aunque siga liderando la tabla de emisores.
O de otro del que hay pocas pruebas: que en el futuro habrá correcciones a la métrica actual en beneficio de la ganadería. El representante teórico local es el experto argentino Ernesto Viglizzo, cuyas tesis son respaldadas por la Sociedad Rural Argentina.
Esta estrategia se burla de las acciones de Beyond Meat, que han valido por encima de 90% más de lo que valen en el presente, eso sería una estafa a los inversores (que hubiesen comprado en el momento de máxima). Un argumento potente pero con fisuras: de mayo al presente Beyond Meat subió 70%, cierto, desde niveles bajos.
Estos tres grupos no excluyen que haya posiciones hibridas
Mientras los negacionistas del cambio climático generalmente están a favor de la prohibición de la carne cultivada, al estilo de la primer ministra de Italia, los pragmáticos no suelen acompañar un criterio prohibicionista. Sin embargo algunos protagonistas del debate como el senador Sebastián Da Silva, proponen prohibir las carnes cultivadas, pero coinciden con que la ganadería debe ir a la neutralidad climática. Esta clasificación debe tomarse con excepciones.
Pero es importante entender las distintas razones, primero porque dan un mapa de la respuesta inicial de la ganadería al problema del calentamiento. Por otro lado, al lograr un acuerdo tan tremendamente importante para Uruguay como el compromiso de neutralidad al 2050, se traza una política de Estado no negacionista. Como en el caso de la vacunación al Covid, escucharemos al negacionismo protestar. Es previsible.
Por otro lado, eso vuelve la restructura de cada sector de la economía, las finanzas, la sociedad como un imperativo, una política de estado de largo plazo muy clara. Y la ganadería no puede quedar ajena, sino ser central en ella. Es potencialmente el mejor marketing para la ganadería uruguaya: la apuesta clara por contribuir en la construcción del planeta neutral en emisiones que las generaciones que nos suceden merecen.
Se va a precisar mucho más ciencia para que el objetivo sea alcanzable y la construcción de acuerdos políticos que no van a ser fáciles de elaborar.
Si llegó hasta el final de esta larga columna, le agradezco sus comentarios
eduardo.blasina@gmail.com