Ha sido una zafra de reproductores la que está terminando signada por una doble adversidad, la amenaza climática y la amenaza de la pandemia sobre la demanda más sofisticada de carne, la de los hoteles y restaurantes. Eso quedó claro una vez más en los recientes remates por pantalla en los que el precio del ternero ha bajado a los menores niveles en dos años. Con un piso igual interesante, pero en baja. Mostrando la lógica cautela que prima en la industria y los invernadores a la hora de comprar.
Se vienen más cuarentenas en Europa, no se pueden descartar más restricciones en Uruguay, no habrá turismo que levante al mercado interno más allá del que puedan hacer los propios uruguayos. En suma, un período adverso que solo cabe esperar tenga sostén en base a la firmeza de precios del novillo gordo en Brasil. Por ahora no se ve reversión en las tendencias bajistas del ganado gordo y el de reposición y solo cabe tomar como positivo que la zafra de toros haya transcurrido con normalidad.