En los feedlots de Argentina los números no cierran y se registran pérdidas estimadas en casi $ 13.000 (US$ 130, al cambio oficial) por animal, según un estudio de la consultora AZ Group publicado en Infobae.
Los resultados negativos se registran por los altos costos de reposición de animales y también impacta el aumento de los alimentos.
El informe de AZ Group proyecta una menor oferta de carne en los próximos meses
La producción argentina presenta marcadas diferencias entre actividades, en especial entre la cría a campo y el engorde, tanto sea pastoril o en corral, indica el estudio.
El engorde de corral es el sector que más pérdidas acumula en el último tiempo por el aumento del precio de los animales a engordar y del alimento, más precisamente, del maíz.
Diego Ponti, de AZ Group, calculó que “el engorde a corral produce inicialmente resultados negativos de $12.934 por animal, cuando se trata de llevar animales de 180 a 320 kilogramos, por los efectos del alto costo del ternero y de la ración”.
Si se trata de engordar animales más pesados y llevarlos de 342 a 440 kilos, “los resultados son un poco menos negativos”, calculando una pérdida de $8.400 por cabeza.
Caso totalmente contrario es lo que sucede con la cría, que hoy atraviesa una mejora considerable en el precio del ternero.
Según el informe, el macho liviano alcanzó un valor promedio durante octubre de $ 270 por kilo, el cual se ubicó 38% por encima de los últimos seis octubres y que “genera el mejor margen bruto de los últimos 10 años, con $16.000 por hectárea, en un campo típico de la Cuenca del Salado. Las altas cotizaciones actuales de la invernada son consecuencia principalmente de la menor disponibilidad estacional de esta categoría y de las compras aceleradas de los invernadores buscando refugio de valor para su capital de trabajo frente a la alta inflación. Novillo gordo que se vende se repone de inmediato con animales flacos”, explicó Ponti.
Hoy los costos de reposición de los vacunos se encuentran en niveles muy altos, con un diferencial superior al 40% entre el precio de un animal a engordar con uno ya “gordo” que pasa a faena, cuando “lo razonable es que ese diferencial se ubique en un 10% o 15%”.
En base a AZ Group e Infobae