En la primera estimación para la próxima campaña de maíz la Bolsa de Comercio de Rosario proyecta una reducción de 21% en el área: dos millones de hectáreas menos que en la última zafra.
En Argentina la primera proyección de siembra de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), proyecta unos 2 millones de hectáreas menos de maíz, de 9,7 a 7,7 millones de hectáreas. Una caída de 21% en la superficie cultivada.
Sería la primera reducción en 9 años, particularmente en los cultivos de segunda, y la mayor caída en 17 años, desde la campaña 2008/09.
Eliminando áreas en las zonas más dañadas por la plaga de la chicharrita, el promedio de rendimiento será mucho mayor y la producción superaría a la de esta cosecha con 49 millones de toneladas.
El maíz tuvo 9 campañas consecutivas en las que el área no paró de crecer; esto es, desde el ciclo 2014/15 hasta el reciente ciclo 2023/24 cuando marcó un récord de siembra.
Las razones de esta caída son varias, pero el principal protagonista es la bacteria Spiroplasma kunkelii, transmitida a través de la chicharrita.
En el norte del país los rindes han caído entre un 50 y 70% y las pérdidas en áreas, áreas que no se cosecharon, van del 25 al 60% del área total cultivada. Chaco y Santiago del Estero son las dos provincias más afectadas.
Allí manifiestan que esta campaña es definitoria para gran parte del sector: no pueden fallar este año para seguir en negocio de la producción agrícola, según el informe de la BCR.
“En estas provincias se está manifestando una caída en la intención de siembra del maíz de 50% a 80%. En el centro y norte de Córdoba y Santa Fe, las pérdidas de área (superficie que no pudo ser cosechada) por los efectos de la chicharrita van del 20% al 35%. La caída en la intencionalidad de implantación manifestada va de 30% a 50% en las zonas mencionadas”.
La chicharrita afecta principalmente a las siembras tardías y los peores efectos se han visto en los lotes sembrados después del 10 de diciembre. En la campaña 2023/24 se sembró el 65% del maíz en forma tardía, esto es, después del 15 de noviembre. La incertidumbre respecto de la población de chicharrita y los efectos sufridos por esta enfermedad son los principales motivos manifestados para querer evitar estas fechas de siembra, indica la BCR.
Ello lleva a que se dependa aún más de las lluvias de setiembre y octubre en un año en el que se espera que comience a actuar una «Niña» moderada a partir de setiembre/noviembre.
Las intenciones manifestadas pueden cambiar ante buenas lluvias, o su ausencia. Lamentablemente, en las últimas 4 campañas las lluvias de setiembre han estado bastante lejos de cumplir con las estadísticas mensuales de precipitaciones. El de este año plantea un panorama muy difícil y de alta incertidumbre para el maíz, que se ve reflejado en un fuerte retraso de ventas de insumos. Aún en el mejor de los casos, en el que llueva en la primavera como el sector espera, gran parte de la siembra maicera argentina quedaría concentrada en fechas tempranas y con un alto riesgo climático ante falta de lluvias en el periodo crítico, es decir, entre diciembre y enero.