El efecto de El Niño en el Cono Sur será de moderado a fuerte y sus efectos empezarían a ser percibidos en setiembre y octubre con un aumento de la frecuencia de las lluvias, dijo el meteorólogo argentino Leonardo De Benedictis en Tiempo de Cambio de Radio Rural.
El Pacífico ecuatorial se calentó, pero todavía no se activaron las corrientes de vientos para que se sientan sus efectos en el Cono Sur, que típicamente lleva unos tres meses.
“Ahora se habla de un Niño que no es tan fuerte, muy probablemente el efecto El Niño sea entre moderado y fuerte y no un Súper Niño, como se estimaba hasta hace algunas semanas por la tasa de calentamiento acelerado en mayo y junio, que si se mantenía iba a llevar a efectos más importantes, pero esa tasa de calentamiento se estabilizó”, explicó el meteorólogo.
A lo largo de setiembre y octubre se vería un aumento de la frecuencia de lluvias. Las lluvias que están llegando a Rio Grande do Sul y en menor medida al este y norte de Uruguay no se extienden al oeste de Uruguay por falta de humedad en la atmósfera.
“Primero aumentarán las lluvias en Paraguay y Brasil, y recién después podemos empezar a esperanzarnos de mayor caudal de humedad en el centro este de argentina y en todo Uruguay”, apuntó.
Para la cosecha de trigo y cebada puede haber alguna complicación logística por exceso de agua dependiendo de la física del suelo, “de cómo el suelo reciba el agua después de tanto tiempo sin lluvias frecuentes y de magnitud”.
Lluvias en verano
Entre enero y febrero la tendencia es que se afiance el efecto Niño significativo, con tendencia de lluvias por encima de los niveles medios y una mejora de la distribución de las lluvias. Según De Benedictis, ya no se verán precipitaciones muy localizadas como en los últimos dos veranos, sino cubriendo áreas más extensas.
Temperaturas en primavera/verano
Los años con influencia de El Niño tienen temperaturas mínimas elevadas y máximas más acotadas. Es más difícil encontrar picos de temperatura por la nubosidad y humedad que regula con más eficiencia las temperaturas, por lo que en verano se espera menor amplitud térmica.
“No quiere decir que no haya olas de calor en verano, pero sin tanta intensidad como los años Niña, más secos, con mayor oscilación térmica y más picos de calor”.